A pesar de que los recuerdos de mis primeros años de vida se escurren como agua entre mis dedos, algo que siempre he tenido presente han sido las sensaciones: ese cosquilleo involuntario que antecede al escalofrío en mis brazos, el estómago encogido y dolido, la horrible sensación en el cuello que despierta la incipiente necesidad de gritar y mirar hacia todas partes… son lo que considero el germen de mi miedo más primitivo: hacia lo desconocido.
Gracias a la convivencia mensual que tenemos con la comunidad de Barroco Gaming, se me presentó la oportunidad de enfrentarme a una película que, en aspectos muy generales, dejó una cicatriz bastante profunda en mí, no lo digo sólo por el miedo, sino por el simbolismo que me golpeó cuando sólo era una niña.
Verás, cuando tenía alrededor de cinco o seis años, en una de las reuniones semanales de amigos que solía tener mi madre, fui obligada a presenciar una película que me paralizó en su momento, sembrando en mí un temor irracional hacia el vínculo que existe entre las figuras religiosas y la violencia humana. Estoy hablando de la película de culto que reposa en el título de esta entrada: The Cell, o “La Célula”, como se tradujo en Latinoamérica. Una película que, ahora que la he vuelto a ver con una perspectiva más tranquila, reconozco que marcó los gustos que tengo en el presente en cuanto al aparato narrativo e ideológico se refiere.
¿De qué trata la película?
Sin necesidad de uso de grandes y complicados efectos especiales, con minuciosos movimientos de cámara, y un juego delicioso entre la censura y exposición, The Cell nos expone un caso policial en la que un equipo está buscando a un asesino en serie que tiene un sello particular: todas sus víctimas, luego de ser ahogadas y lavado su cadáver a profundidad con cloro y otros químicos del hogar, son abandonadas en sitios cercanos al agua con un collar de perro en el cuello que simboliza que alguna vez fueron de su propiedad.
En paralelo, Catherine (interpretada por JLO), una psicóloga infantil, mediante un proceso experimental que ella misma desarrolló, trata de traer a la conciencia a un paciente en coma de nombre Edward. El proceso utiliza un innovador dispositivo llamado “sistema de transferencia sináptica y cartografía neurológica”, el cual permite que la psicóloga se adentre en las profundidades de la mente del paciente y con ello persuadirlo para que vuelva a la realidad.
Ambos mundos terminan cruzándose cuando el asesino en serie cae en coma dado a la falta de su medicación. Ya que el tipo, antes de perder la conciencia, secuestró a una mujer, los oficiales se enteran del proceso experimental y sin dudar acuden al centro de investigación conociendo a las cabezas del proyecto. Con un tenso diálogo en donde se expone la urgencia de encontrar a la víctima, así como la posibilidad de que el victimario hable y dé la ubicación, Catherine accede a introducirse a la mente de este hombre, ignorando que se encontrará con un alma perturbada y torturada por un pasado que no deja indiferente a nadie.
Mi opinión y renovada experiencia
Soy consciente que el resumen no le hace justicia a la película, además de que alguien podría decirme que dar spoirles al día de hoy carece de todo crimen, pues, la misma se estrenó hace más de 25 años, soy consciente que allá afuera hay quienes les encantaría acercarse a esta cinta con cierto grado de ignorancia, por lo que prefiero omitir algunos detalles.
Esto no significa que me privaré de citar algunas de las escenas que considero importantes por, no sólo su nivel estético, sino por el efecto que sigue dejando en mí a pesar del tiempo que ha pasado, por lo que si quieres seguir leyendo te arriesgarás a conocer algunos detalles que podrían arruinar tu experiencia. Si aun así quieres continuar, considérate avisado.
En el pasado esta película me paralizó, ahora puedo decir que es una de mis películas de horror favorita
La mente de Carl (interpretado por Vicente D’Onofrio y Jake Tahomas) es una metáfora de prisión y dominio. A diferencia de lo que he visto en series políciacas como Mentes criminales donde los perfiles de los criminales se limitan a acciones violentas de los mismos, en la película se presenta un conflicto que se siente íntimo entre la inocencia y la corrupción. Con Carl, siento yo, se explica que el monstruo fue construido dado por las circunstancias inhumanas a las que fue sometido desde su tierna infancia.
En la mente del asesino, el lado inocente de Carl expone, como protege, a Catherine de su pasado como un llamado de auxilio para liberarse de sí mismo. La parte infantil demuestra que él no quiso convertirse en eso, pero no tuvo otra opción para sobrevivir, pues, en su infancia fue violentado por quien se suponía que debía protegerlo: su padre. Sufriendo golpes constantes con lo primero que el progenitor encontraba en el camino, al mismo tiempo que era sometido a una represora crianza religiosa, Carl aprendió a negar su sensibilidad y ver a las mujeres con cierto resentimiento, ya que todo el tiempo se le repitió que su madre lo había abandonado, traduciendo dicho abandono como un coraje hacia la figura femenina. Aquí la sentencia: “tu madre te abandonó” es el combustible que empuja a Carl a asesinar a mujeres que le recuerdan a esa figura ausente.
Ese abandono, aunado a la constante represión y violencia recibida, hicieron que Carl experimentara un conflicto con la figura femenina reflejada en la manera en que tenía de ejecutarlas. Alejándose de toda violencia convencional, limitándose a ahogarlas porque, a ojos de él, el agua era la única vía de salvación, purificación y, de manera retorcida, perdón hacia la figura ausente. Ahogando a las mujeres era la manera en que él las salvaba y, a su vez, la manera en que él quería ser salvado. Todo originado en un momento traumático de su infancia: su bautizo.
Todo lo anterior me dejó un escalofrío, pues, la película no exime al villano, lo expone de forma cruda y honesta de cómo el monstruo no nació, sino que fue creado por las circunstancias injustas a las que fue sometido, y lo que se ve en el presente fue la salida que el mismo encontró. No estoy hablando de una apología al criminal, pues, en ningún momento la película romantiza su figura, sino que es una mirada humana de cómo el propio ser humano puede convertirse en el peor de los monstruos si se dan las condiciones adecuadas para ello.
En resumen: The Cell es la historia del monstruo que en el fondo quiere liberarse de sí mismo. Si bien se hace mención de la esquizofrenia, esta se presenta como una cárcel de uno mismo, un doblez o separación forzada como injusta del yo y del ego, trayendo, en consecuencia una lucha constante y, el nacimiento de una aberración perceptiva.
Conclusión
Siento que esta película dejó en mí el germen de fascinarme la psicología en general, pues, la exposición de cómo el entendimiento de la realidad construye nuestras creencias, conductas y acciones como un efecto cadena, y la capacidad de manifestarse dicha cadena en creaciones propias es algo que hasta ahora no deja de atraparme.
Creo que debo agradecerle a esta película por la curiosidad que siempre me ha despertado el cómo es que los artistas trasportaban sus verdades a través del arte, ya sea en libros (véase en Crimen y Castigo de Fiódor Dostoyevski), pinturas (véase en Van Gogh o Jacques-Louis David)… y a veces, en atrocidades cometidas contra la propia gente.
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